El sueño reparador es un pilar fundamental de la salud, especialmente en la vida adulta. Muchas mujeres notan que a medida que envejecen, dormir se vuelve más difícil: los despertares nocturnos son frecuentes, el descanso no se siente profundo y el insomnio puede volverse habitual, sobre todo en la etapa de la menopausia o en situaciones de estrés acumulado.
Dormir bien ayuda al sistema inmunológico, regula el apetito, equilibra las hormonas y favorece la claridad mental. Para lograrlo, es importante crear una rutina nocturna relajante: cenar liviano, evitar pantallas antes de dormir, mantener horarios regulares y practicar técnicas de respiración o meditación.
También es útil adaptar el entorno: un dormitorio oscuro, silencioso y fresco favorece el descanso profundo. Si los problemas de sueño persisten, consultar con un profesional puede marcar la diferencia, ya que existen enfoques naturales, cambios en el estilo de vida e incluso suplementos específicos que pueden ayudar.
Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad. Priorizar el descanso es una forma de amor propio y una inversión directa en nuestra salud a largo plazo.



